Así por ejemplo, a la Mujer tradicionalmente se le asocia con su capacidad reproductiva, es decir, se le caracteriza con las cualidades de la fecundidad; pero también cada cultura representa a la Mujer no sólo en su papel de madre o amante, sino cumpliendo con los esquemas que cada sociedad le impone.
Por su parte, al Hombre se le asocia con una actitud más guerrera y combativa, fuerte, protectora y a menudo indiferente.